Que estamos viviendo una de
las crisis más importantes de los últimos tiempos, es algo que ya nadie pone en
duda.
Que esta crisis nos viene
dada por los poderes financieros, tampoco.
Que esta crisis generada por
el propio modelo capitalista, tiene como objetivo someter a la clase
trabajadora y acabar con los derechos conseguidos por la misma a lo largo de
años de lucha, es algo más que una evidencia, es una realidad.
Y que esa pérdida de
derechos tiene como consecuencia la lenta pero implacable desaparición de las
políticas públicas sociales y la derivación de las mismas a la iniciativa
privada provocando la mayor brecha social que hemos conocido, es otra realidad
incuestionable.
La educación pública como
parte de esas políticas sociales, está siendo brutalmente atacada. La nueva
Ley, LOMCE, aprobada recientemente en el Parlamento nacional es el ejemplo vivo
de ese ataque.
Y, por supuesto, los
presupuestos que se han ido aprobando desde la entrada en el Gobierno del PP
han ido reduciendo la inversión en educación, y así van a seguir hasta
conseguir el porcentaje acordado con Bruselas del 3,9% del PIB, en estos
momentos estamos en el 4,1%.
Resumiendo la educación ha
dejado de ser inversión, tal y como se entiende en todos los países de nuestro
entorno, a pasar a la “categoría” de gasto.
De ahí los recortes que se
están llevando a cabo en todas las CC.AA, especialmente en la nuestra, la
comunidad madrileña, que tiene el dudoso honor de ser la pionera en esta
materia.
Recortes en profesorado, en
salarios, en atención a la diversidad, al alumnado con necesidades especiales,
en becas de comedor, de libros, de transporte, en becas generales, Erasmus, las
aportaciones a las Universidades Públicas. Es decir trabas y más trabas al
alumnado con menos recursos.
Mientras tanto y en
paralelo, aumentan las ratios, las horas lectivas, las tasas universitarias y
los requisitos para acceder a una beca general para aquellos alumnos con
dificultades económicas.
El Ministerio cambió en el
modelo de concesión de ayudas al estudio estableciendo en las becas generales
una parte variable y otra fija, la parte fija tendría un importe de 1.500€ en
cada una de las modalidades, renta familiar y cambio de residencia.
La parte variable está
sujeta al rendimiento académico, en palabras textuales de la Secretaria de
Estado “son aquellos de estudiantes de rentas más bajas los que tienen un
impacto mayor en rendimiento académico (es decir rinden menos) y, por lo tanto,
los estudiantes de alto rendimiento académico con bajas rentas familiares son
los que percibirán cuantías mayores.
Es decir, mientras todo el
alumnado, no pobre con una nota de cinco “va que se apaña”, si eres de familia
“no pudiente” has de sacar un cinco con cinco para estar exento del pago de
tasas y un seis con cinco para poder acceder a una beca. La beca pasa de ser un
derecho, para que todo el mundo con independencia de su situación económica
pueda realizar estudios superiores, a un premio.
Este sistema, aparte de
profundizar en la brecha social, está siendo verdaderamente nefasto para el
estudiantado, aquellos que cumpliendo con los requisitos ven como no les llega
la parte variable y no saben si van a poder continuar con sus estudios, son
cada vez más los becados que, a punto de terminar sus clases, se ven abocados a
solicitar un crédito para poder acabar el curso y otros muchos que al no poder
pagar, ni poder solicitar un crédito, se sienten absolutamente desamparados.
Este gobierno con sus
políticas austericidas pretende volver a aquellos tiempos en los que los ricos
ejercían su poder contra los trabajadores a los que sometían sus dictados en
condiciones de esclavitud.
De nuevo un modelo económico
pensado para los ricos, abandona a los que menos tienen a su suerte, de nuevo
el capitalismo se reconvierte así mismo en contra de la clase trabajadora.
Comunicación IU-LV Alcobendas
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